domingo, 19 de septiembre de 2021

Cartera permanente. Una gran idea que (quizá) podría ser actualizada

Si te has formado en inversión y gestión de patrimonio es más que posible que estes familiarizado con el concepto de cartera permanente. Tanto si es el caso como si no lo es, voy a hacer un breve resumen de en que consiste esta filosofía de inversión.


La cartera permanente está inspirada en las recomendaciones del inversor de Harry Browne 1933-2006)  que la propuso entre otros muchos consejos extraordinariamente sensatos. Para quien lo desee, dejo el enlace del libro Fail safe investing (2001) de Harry Browne en el que desarrolla 17 consejos a seguir para invertir de manera segura en el largo plazo. 


No obstante, la parte más conocida del trabajo de Harry Browne como inversor es su popular cartera permanente que se basa en el reparto del capital en 4 partes iguales del siguiente modo:


Reparto de activos en la cartera permanente 




 25% Renta variable (bolsa)

 25% Renta fija (bonos)

 25% Dinero en cuenta corriente (liquidez)

 25% Oro




Te preguntarás ¿pero que ventajas tiene esta forma de invertir? y sobre todo ¿por qué ha tenido y tiene tantos seguidores?


De acuerdo a sus defensores, la cartera permanente es una alternativa de inversión diversificada, simple, rentable y, sobre todo, ofrece una gran estabilidad en el tiempo. Desde luego no son malos argumentos. ¿Cómo consigue la cartera permanente este apreciación+estabilidad? Sin entrar en mayores detalles (que los hay) vamos a ver qué aporta cada tipo de activo:


Renta variable:  Crece con fuertes altibajos a un ritmo medio similar al crecimiento de la economía.

Renta fija: Son títulos de deuda de empresas y gobiernos que pagan a los prestadores un interés por comprar y mantener sus bonos, devolviendo el capital prestado al final del plazo. Su rentabilidad no guarda relación con los vaivenes de la bolsa. Es más, cuando hay caídas en bolsa y los bancos centrales bajan los tipos de interés, los fondos de renta fija suben. Si, sé que a los más novatos les puede llegar a sorprender que la renta “fija” no sea fija en absoluto. A recordar: los fondos de renta fija se mueven en dirección opuesta a los tipos de interés.

Liquidez: Nos permite realizar compras en momentos de oportunidad y mantener un fuerte colchón de seguridad frente a eventualidades de nuestra vida.

Oro: Es una protección en momentos de grandes crisis y suele apreciarse cuando aparece la inflación. Asimismo, está descorrelacionado de los otros activos.


 En definitiva, unos activos compensan con otros y a lo largo de los ciclos económicos nos permitiría un crecimiento con altibajos de moderada magnitud. Es una estrategia legítima, razonable, que ha funcionado bastante bien, que tiene muchos seguidores, entre ellos personas a las que admiro profundamente y que sin duda podrían añadir otras ventajas adicionales a las que yo he citado.



Problemas de la cartera permanente en 2021


No escribiría un post sin pensar que puedo aportar algo aunque sea tan solo un saludable debate. En consecuencia, estos serían los puntos flacos que yo le veo a la cartera permanente en el entorno previsible de la próxima década:


  • Renta variable: Las empresas son la parte de la sociedad más dinámica y no hay razones para que dejen de serlo. Pensemos en la tecnología, infraestructuras, medicina, energía, etc..  mueven el mundo y precisamente por ello y a pesar de las periódicas crisis, la rentabilidad para quien invierta capital en ellas tiende a ser elevada. Invertir en la parte de mayor crecimiento únicamente un 25% hará que a largo plazo la revalorización del global de la cartera se resienta.
  • Renta fija: Esta es en mi opinión una parte clave. En el pasado (por ejemplo cuando se creó la teoría de la cartera permanente) los tipos de interés que se pagaban por la deuda tenían dos características:
    • Eran mucho más elevados que actualmente
    • Presentaban una tendencia descendente 







Sirva como ejemplo el 10Y-Tbill (deuda USA a 10 años). En la gráfica se ilustra perfectamente ambos puntos: rentabilidades significativas y descendentes (esto último tal y como hemos indicado supone un crecimiento en el valor de los fondos de renta fija). Por tanto, si bien en el pasado esta parte de la cartera permanente proporcionó una interesante rentabilidad, actualmente nos encontramos con el siguiente panorama para los próximos años:


      • Tipos de interés cercanos a cero (rentabilidad negativa si se descuenta la inflación)
      • Tendencia plana o ascendente de los intereses (los fondos de renta fija perderán valor)


En definitiva, mantener un 25% de la cartera en un activo que tiene una alta probabilidad de restar valor a la cartera, no parece una buena opción por mucho que lo fuera hace 10 o 20 años.


  • Liquidez: Mantener una cierta liquidez es una buena idea tanto por si necesitamos algo de dinero no tener que vender activos apresuradamente como para aprovechar cualquier corrección seria en el mercado que suponga una oportunidad. Así pues me parece una buena idea tener dinero en cuenta pero ¿tanto como un 25%? En cuanto a aprovechar caídas, si bien es una posible estrategia, me trae a la mente una frase del gran inversor Peter Lynch: 


“Se ha perdido más dinero intentando anticiparse a una corrección del mercado que en la propia corrección”.


  • Oro: Pocos activos tienen a un tiempo fervientes evangelizadores y detractores como el metal amarillo. Yo mismo poseo algunas monedas. Es cierto que históricamente mantiene su valor revalorizándose a medida que la moneda (dólar, euro, etc.) se deprecia y es cierto en durante determinadas crisis mundiales su precio sube. No obstante, en el largo plazo el oro se revaloriza bastante por debajo de otros activos.


En definitiva, los problemas que le veo a la aplicación de una cartera permanente tipo Browne en 2021 se pueden resumir así:


  • A cambio de mayor estabilidad se sacrifica rentabilidad en el largo plazo (el oro y la liquidez lastran la rentabilidad)
  • La renta fija funcionó bien en un contexto histórico muy distinto al actual. En los próximos años sin embargo lo más probable es que sea muy poco rentable o incluso que presente pérdidas por lo que ya tendríamos un 75% los activos con bajas rentabilidades esperadas.



Cartera permanente 2.0


La pregunta ahora sería ¿y cómo propones actualizar la idea de cartera permanente? Aquí es donde la cosa se pone interesante y siendo consciente que podrá haber tantas ideas como inversores, al fin y al cabo la cartera de cada cual termina siendo un reflejo de la personalidad del que la crea, voy a presentar la manera en la que lo veo. Mi cartera objetivo para la próxima década quedaría así:


25% Empresas de crecimiento (bolsa)

25% Empresa dividendo (bolsa)

25% Inmuebles 

15% Inversiones alternativas (criptos, antigüedades, oro y plata, etc.)

10% Dinero liquido (cash)


  • Empresas crecimiento: Sí, tendrán vaivenes pero a medio plazo lo que más rentabilidad proporciona es ser copartícipe de empresas de calidad que crecen y aportan valor al mundo. Hay que estar ahí, sobre todo en empresas que ya tienen beneficios crecientes en sectores alineados con grandes tendencias (agua, envejecimiento, salud, energías, digitalización, etc).


  • Empresas dividendo: Creo que no tiene por qué librarse una guerra “crecimiento-dividendos”. Las empresas que abonan un dividendo significativo generalmente están más asentadas y crecen menos pero siguen aportando un valor (pensemos en una suministradora de energía eléctrica o una empresa del sector alimentación) así que considero que tiene sentido sacrificar algo de rentabilidad a cambio de:


      • Flujo de dinero en cuenta que proporciona una fuente de ingresos para reinvertir o pagar tus facturas
      • Mayor estabilidad en su cotización
      • Refuerzo psicológico durante correcciones o periodos bajistas. No es igual ver tu cartera caer un 25% y estar así 3 años que ocurra lo mismo pero ingresar cada uno de esos años 6.000€ de dividendos en tu cuenta. Se lleva mejor lo segundo.


  • Inmuebles: Esto es un mundo en sí mismo. No pretendo dar lecciones. Simplemente diré que adquirir y poner en alquiler un inmueble permite una estabilidad de retorno descorrelacionada de la bolsa. Es cierto que se necesita una cartera ya importante para que con un 25% se adquiera un inmueble. Dos consideraciones.

  • Es posible adquirir un piso con préstamo y solo una parte (digamos el 50%) de dinero en efectivo para la compra. Por otro lado, los intereses de las hipotecas están en mínimos históricos.
  • Mi preferencia personal serían los pisos muy pequeños en zonas céntricas


  • Inversiones alternativas: Cuándo lo que queremos es diversificar y reducir los altibajos sin renunciar a la rentabilidad lo cierto es que se abre un abanico de posibilidades, algunas de las cuales hace 20 años cuando se creó la cartera permanente simplemente no existían. Ejemplos:


  • Antigüedades y objetos de colección (adquisición física)
  • Cartelería Vintage (adquisición física)
  • Criptomonedas
  • Vehículos clásicos de mas de 30 años (bicicletas, motos, coches,..)
  • Monedas de oro y plata
  • Inversión en Start-ups (por ejemplo, a través de plataformas como https://dozeninvestments.com) 
  • Liquidez: Sí, hay que disponer de una cierta liquidez pero propongo un peso bastante menor que el 25% que nos indica la cartera permanente clásica.


Naturalmente, esto nos deja con una propuesta de cartera permanente 2.0  con más bolsa, menos oro y liquidez y más compleja pero ¿no es acaso el mundo más complejo ahora que hace 25 años?


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