martes, 12 de octubre de 2021

Pregunta bomba. Aconsejar o no sobre inversiones





Aconsejar o no sobre inversiones  


A todos nos ha pasado. Un conocido, amigo o familiar que sabe de tu interés por el mundo del ahorro y la inversión se dirige a ti y te suelta la temida bomba que suele ser algo como lo que sigue:


  • Por cierto, Miguel, tú que sabes de esto; tengo un dinero y no sé qué hacer con él para que me dé algo de rentabilidad ¿qué me aconsejas?


Pues bien, a pesar de la aparente inocencia de la pregunta e independientemente de tu formación financiera, te acaban de poner en un complicado compromiso del que puedes salir bastante mal parado. Vamos a ver el porqué.


Ante la susodicha pregunta vas a tener en principio cuatro opciones:


  1. Le das una alternativa de inversión con cierto detalle. 
  2. Le das una alternativa de inversión genérica
  3. Le dices simplemente en qué inviertes tú
  4. Declinas aconsejarle


Ninguna de las cuatro es buena. Repasémoslas, una a una.


  • Le das una alternativa de inversión con cierto detalle: Es decir, haces todo el trabajo mental de determinar su perfil de inversor, sus expectativas, su control emocional, etc. y a partir de ello seleccionas un producto o combinación de ellos que sería el que mejor se ajusta para el caso de tu amigo o familiar. Mal.


 ¿Conoces acaso el futuro? ¿Sabes que va a hacer la bolsa o el mercado inmobiliario el mes que viene o dentro de seis meses o dentro de 2 años? Obviamente, no lo sabes porque nadie lo sabe. Así que es altamente probable que al cabo de un tiempo vengan tormentas en una o varias de las inversiones que le aconsejaste. En ese caso no dudes que te llamará para reprochártelo.


  • Miguel, ese fondo que me aconsejaste resulta que ha caído un 15%. ¡Vaya consejo me diste! ¿Me la tenías guardada por algo? ¿Ahora qué hago?, bla, bla,…


Tendrás que ponerte a la defensiva y explicar que los mercados son así de caprichosos, que a largo plazo las cosas suben, que ha surgido esto o aquello que era imprevisible, etc. etc. pero digas lo que digas sabrás que ya has quedado mal con tu amigo que a estas alturas habrá contado a todo el mundo que tú te las dabas de “experto” y mira lo que pasó por seguir tus consejos.


  • Le das una alternativa de inversión genérica: Es decir, no concretas pero sí que le orientas diciendo por ejemplo que ves potencial en los fondos de renta variable de energía o que en tu opinión las criptomonedas han venido para quedarse. Peor.


Esto es casi tan malo -si no peor- que lo anterior porque ahora tu amigo o familiar se va con tres ideas vagas en la cabeza, se mete en internet o consulta a su banco y le colocan a saber qué y en qué proporción de su cartera. Al cabo de unos meses vendrá y te dirá:


  • Miguel, ¿te acuerdas que estuvimos hablando y me comentaste que veías X con potencial? pues fui a mi banco y contraté un fondo que me dijeron allí que invierte en X y resulta que ha caído un 15%, … 


Es decir, lo mismo que en el caso anterior pero te hará responsable hasta del producto concreto que su entidad bancaria le colocó.


  • Le dices simplemente en qué inviertes tú: De las cuatro opciones ésta es probablemente la menos mala ya que no podrá decir que le ignoras o que evitas ayudarle. No obstante, también tiene sus inconvenientes y no pequeños. En primer lugar, estás realizando una suerte de strip-tease financiero que puede acarrearte críticas ¿No me crees? ¿Confesarías que tienes acciones en una tabaquera? ¿Acciones de un fabricante de aviones, alguno de ellos militares? ¿En una petrolera? Es fácil y más en esta época de polarización que te encuentres con reproches o que cuestionen tu ética. Vaya, que comienzan por pedirte consejo y terminan afeando tu moralidad!


    Pero no acaba ahí la cosa. Imagina que expones que tienes la mitad de tu cartera en el fondo X y que tu amigo o familiar decide copiar la idea e invierte su dinero en tu mismo activo. Bien ¿no? Pues tampoco porque seguramente tu amigo no tenga la formación que tu tienes ni la experiencia ni, sobre todo, el control emocional. Quizá cuando venga esa caída del 15% (que no dudes que vendrá) tu estés poco contento pero sereno y considerando incrementar aportación ante los bajos precios pero puede suceder que tu amigo no lo viva así en absoluto ¿Qué ocurre si no duerme bien por las noches por este motivo? En definitiva, no basta con copiar el activo, hay que trabajar la formación y la actitud ante lo que supone cada tipo de inversión. No puedes ir con la misma preparación física a un paseo por el parque que a una travesía de montaña.


  • Declinas aconsejarle: En este caso vas a quedar como una mal amigo ya que te niegas a compartir con él tu conocimiento ¿Qué pasa? ¿No deseas ayudarme? ¿Lo quieres todo para ti solo?


Entonces ¿Qué hacer? ¿Hay un búnker para cuando se escucha el silbido de la bomba en su caída? No me estaría aplicando lo que predico si ahora te diera una gran respuesta solucionadora. En su lugar voy a apuntar algunas alternativas de minimización de daño para que puedas escoger la que más te guste:


      • Recomendar un libro formativo sobre educación financiera. Esto te quita de encima al amigo y en realidad le haces un favor porque si te hace caso irá formándose por él mismo.
      • Recomendar un canal sobre formación financiera. Aplica lo anterior.
      • Hacer de espejo. Re-pregunta. Y tú ¿cómo ves el panorama? y ante la respuesta que te dé, siempre puedes orientarle acerca de cómo es posible beneficiarse de su cumplimiento. Será su idea, no la tuya.
      • Poner deberes. En lugar de dar consejo, pide a tu amigo que lea o escuche algo y emplázalo a comentarlo en unos días. Eso desalentará a muchos. Si, tras unos días, tu amigo te llama y ha hecho sus deberes ya sabrás, al menos, que hay cierto compromiso y podrás plantearle nuevos deberes. Así, poco a poco, se irá formando y podrá tomar decisiones propias.
      • Ser honesto y explicar que la inversión es como los tatuajes. Podemos hablar de ello y compartir ideas, profesionales, dibujos, tintas, etc. Pero al final es algo muy íntimo y nadie te puede decir qué tienes que tatuarte y donde. Son decisiones que únicamente tú puedes tomar porque lo que tiene sentido para mí puede no tenerlo para ti y viceversa y ambas posturas son correctas.



¿Se te ocurre alguna estrategia más?

No hay comentarios:

Publicar un comentario